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Tras más de 20 años trabajando en diferentes medios de comunicación en prensa escrita, Internet, radio e incluso algún escarceo televisivo; he vivido en primera persona lo que las Nuevas Tecnologías han supuesto para el periodismo: el paso de la máquina de escribir al ordenador, la llegada de la telefonía móvil, Internet como fuente de documentación, la inmediatez de la comunicación a través de la Red de redes, la digitalización de las redacciones, el periodismo ciudadano… Por desgracia, a pesar de estos avances, la gran mayoría de medios de comunicación siguen siendo absolutamente tradicionales en cuanto a su actitud ante las Nuevas Tecnologías.
Los periodistas llevamos más de 15 años debatiendo sobre cómo amortizar o monetizar las ediciones digitales de los principales medios. Los modelos de financiación tradicionales no funcionan en Internet y se están tratando de imponer modelos de pago por contenido o suscripciones que chocan con los intereses y costumbres de los usuarios. Hoy en día hay quien cree que aquí puede funcionar lo mismo que se hace en Estados Unidos porque ellos son los que marcan tendencia y conocen la verdad absoluta de los gustos y las necesidades de los internautas. Intentamos exportar modelos que funcionan en el mundo anglosajón sin darnos cuenta de que, por suerte, nuestra sociedad no es como la americana, y nos cuesta reconocer que nuestras necesidades no son las mismas que las suyas.
Esa frustración a la hora de no lograr los beneficios económicos deseados ha propiciado que los periodistas más veteranos denuesten en privado lo que ha supuesto y está suponiendo Internet y se rasguen las vestiduras al ver que los usuarios consumen gratis en Internet los textos de los periódicos, los vídeos de la tele o los programas de radio al tiempo que caen las ventas del papel y las audiencias.
En la televisión salvan los muebles con la ‘Tele a la carta’, que incluye bloques de publicidad, y que los televidentes pueden ver dónde y cuándo quieran. Eso en lo que se refiere a programación propia porque las películas y series hace tiempo que escaparon de su control.
Y la radio se muere. Las radios convencionales están llevando sus contenidos a la ‘Radio a la carta’ o al podcast. Pero si no haces productos o programas atractivos para los actuales usuarios de Internet ¿quién se va a molestar en descargarse un podcast?
Me apena que la mayoría de los medios sean tan conservadores. Muchos directores se atribuyen la etiqueta de medio innovador solo por tener su página web, su aplicación para móviles, por impulsar la creación de blogs o por contratar a profesionales para gestionar sus perfiles en redes sociales y promover la participación de su público a través de ellos. Yo, personalmente, creo que eso no les hace ser innovadores en lo que se refiere a las Nuevas Tecnologías. Los medios siguen tratando la información relativa a las TICs como algo anecdótico o encapsulado en suplementos o programas financiados por terceros.
Hoy en día todos tenemos un smartphone, tablet, ordenador, televisión, escuchamos música en mp3, interactuamos en redes sociales, sacamos fotos a todo lo que nos rodea (incluso mediante drones), imprimimos objetos en 3D, nuestros relojes son capaces de medir nuestra actividad física y nos sugieren hacer más ejercicio, los GPSs nos permiten llegar a cualquier parte del mundo, desconocidos nos recomiendan ir a un hotel o un restaurante, compramos objetos a miles de kilómetros de nuestro hogar sin movernos del sofá, jugamos en red y somos capaces de disfrutar de mundos virtuales… Y a pesar de eso, los medios se empeñan en hablarnos de lo de siempre: política, economía, deportes,…y de nada más. La información del ámbito tecnológico queda supeditada a ese ataque informático que ha sacado a la luz miles de contraseñas y datos personales de usuarios de una determinada web, ese virus que le roba hasta el alma a nuestro ordenador, los trending topics de las redes sociales, ese vídeo de gatitos o esa foto de Instagram que arrasa en Internet o ese smartphone ultradelgado cuyo fabricante se ha dejado una pasta para promocionarlo. Y no son temas baladíes, pero esa es la relación de los Medios de Comunicación con las Nuevas Tecnologías.
A nadie le importan las historias de ese emprendedor que se recorrió decenas de bancos para conseguir financiación para ese proyecto en el que solo él creía, de los amigos que crearon una app cojonuda pero no cayó en las manos del periodista ‘especializado’ adecuado, o de quien decidió no escribir en su medio sobre su proyecto porque el redactor jefe no entendía de qué estaba hablando…que hay de todo. Y este último es uno de los grandes problemas. Me ha tocado escuchar en los últimos meses cómo responsables de medios de comunicación han rechazado poner en marcha programas especializados sobre Nuevas Tecnologías porque consideran que «es un tema que no le interesa a la gente«.
Me da mucha lástima que a algunos responsables solo les interese rellenar minutos con debates políticos, hacer correr ríos de tinta sobre polémicas deportivas o llenar horas de vídeo con programas de cocina o concursos cuya finalidad es que los participantes se humillen los unos a los otros. Creo que hoy en día debería de haber espacio para todos los temas porque, aunque algunos no se den cuenta, las Nuevas Tecnologías están ya entre nosotros, han llegado para quedarse y la gente necesita información rigurosa y no patrocinada.
Y más allá de los usuarios, los emprendedores también tienen derecho a difundir lo que hacen sin que los medios de comunicación les obligan a pasar por caja solo por utilizar términos como startup, crowdfunding, TIC, 3D, CEO, APP, I+D+I o Innovación.
Mientras políticos, deportistas y personajes de la farándula campan a sus anchas gratuitamente por los medios de comunicación, quienes intentan levantar la economía en base a sus ideas, trabajo y esfuerzo tienen que pagar peaje para dar a conocer proyectos cuyo objetivo es hacernos la vida un poco más sencilla y, en muchos casos, con espíritu colaborativo.
Eso también ocurre aquí en Euskadi y todavía estamos a tiempo de corregirlo.
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